By: Moniq S. Portman
Durante gran parte de mi existencia para mi la vida pasaba, las personas, los animales, las plantas, el viento, el tiempo. Era como una estatua en medio de toda esa vida, ese movimiento. Sin nada que indicara que estaba viva; no asomaban risas, ni siquiera sonrisas, el llanto era menos común, era nada mas una envoltura, estando mi yo dentro, esperando ser despertado, y mientras ese momento llegase permanecería ahí dentro de esa escultura de piedra.
Estaba consciente que un día despertaría de ese eterno sueño e iba a comenzar a vivir como las personas dentro de este firmamento donde he visto pasar tantos seres.
Se acerca un chico que capta mi atención, es la primera persona que nota mi presencia, que se queda observando este cascaron donde permanezco dormida, y se detiene. En ese instante hace acto de presencia una inexplicable sensación de miedo, intriga y ansiedad. Deseo que se marche, que no perturbe mi sueño, mi tranquilidad, pero sobre todo que me despierte.
Pareciese que escucha mis pensamientos, sonríe. Ese miedo desaparece instantáneamente, y siento que nada podrá hacerme daño mientras permanezca ahí. Y sin pensarlo decido dejar esta capa de piedra que lleva protegiéndome durante toda mi existencia. Descubro con sorpresa que su sonrisa se amplia aun mas al ver mi verdadero yo y eso me asusta al inicio, pero creo ciegamente que realmente se alegra de ver mi verdadero ser, casi como si supiera como era realmente todo este tiempo. Al ver su mano extendida decido aceptarla, y así conocer aquel mundo que siempre vi pasar en frente mío pero que nunca recorrí, que nunca quise apreciar, hasta ahora.
Yo estaba sedienta de vida, de aventuras, de emociones y el estaba sonriendo todo el tiempo, y sin darme cuenta cambie un escudo por otro, pero no sabia que esta nueva protección era humana y podría irse cuando quisiera, nunca creí dejar de ver su sonrisa a mi lado.
Un día, no sonrió, se apago ese rayito de luz y descubrí mis propias lagrimas, ríos enteros que surcaban mi rostro sin yo poder hacer nada al respecto para detenerlos, y hoy estoy de nuevo en medio de toda la gente, como antaño, viéndolos pasar delante de mi, sin que nadie voltee a ver a esta derrumbada estatua.
Ya no soy de piedra, ahora soy una fuente, con sus pedazos de piedra y su mayoría de agua. Esperando que alguien se asome por encima de piedra y me vislumbre por encima del agua.
No comments:
Post a Comment